Cada vez que lo noto se me dibuja una sonrisa en la cara, siento como si el corazón se me fuera a salir del pecho de tanta alegría, sobretodo después del miedo que pasé al principio pensando que te perdía.
Si, estoy hablando de ti, mi querido angelito Manuel. Los primeros meses de embarazo fueron un sufrimiento constante pensando que no ibas a llegar, que no sentiría cada uno de tus movimientos en mi interior, pero los todos luchamos porque no te fueras, porque a pesar de todo, tú siguieras adelante.
Y aquí estamos ahora, yo embarazada de seis meses y tú creciendo día a día, sano y fuerte, durmiendo durante casi todo el día, a excepción de las horas de comer, en ese momento eres implacable; despierto por la noche para no dejarme dormir... ¿es un presagio de lo que me espera dentro de tres meses?
La verdad, como si tengo que estar sin dormir toda una vida, lo único que me importa es que estarás con nosotros, que nos traerás felicidad, y que te vamos a querer más que a nada en el mundo, al igual que a tu hermanita Judith.
Todos te esperamos con ilusión.
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